martes, 28 de diciembre de 2010

"Libertad"


Por Matías Bianco.
De la libertad:

Quienes ejercemos el periodismo, sabemos de la importancia, tanto constitucional, como individual de la libertad de prensa, y es en estos tiempos en nuestro país y con este poder político, que se ha puesto ante los ojos de toda la opinión pública, un criterio de ejercicio de esta libertad. 

Los monopolios y la libertad de prensa:
 Sin dudas que hace décadas, que la concentración de poder de algunos empresarios de los medios se ha ido incrementando de manera exhaustiva y muy poco controlada, el capital privado dejó en nuestro país vestigios de sí mismo y en la actualidad este poder ejerce cierta conceptualización de a lo que los medios deben de aspirar como tales. No soy yo un militante de este gobierno, nada más lejos de peronismo se puede encontrar que mi persona, pero la objetividad de análisis no tiene partido político, sino dignidad de quien la expresa y valores de quien la forma. Y es en este punto en que concretamente con convicción puedo decir, que creo en una diversidad más grande en los medios de comunicación, pero no la diversidad que predica este gobierno, esa que lejos esta de la verdad y más cerca del proselitismo político. Es irrefutable el concepto de libertad de prensa del gobierno de turno, su manera poco protocolar y groseramente agresiva para con los medios es la que aleja a los que estamos en contra de su prédica de este concepto de libertad de prensa.

En este tema hay dos variables fundamentales y que son simultáneas, pero que corren paralelamente sin tocarse en ningún punto:

La primera:
 
El monopolio de la verdad.

 El ejercicio monopólico de cualquier actividad atenta contra la libertad misma, nadie es libre si está preso de su libertad. Es decir, la verdad se alimenta de varios ingredientes, no se forma solo de un preconcepto sobre cualquier tema. Es el análisis de cada parte y la conjunción de las mismas.  Por esto es que la información que se debe brindar debe estar lejos de cualquier rencor político y empresarial. El periodista no es soldado de nadie, el mismo es su propio comandante.

La segunda:

El monopolio de la democracia:

 Paradójicamente hay otro monopolio presente en este conflicto, y es el del gobierno, quien se muestra en sus declaraciones preocupado por las embestidas de los medios, pero debería preocuparse más de los elementos parte de estas embestidas, que son acusaciones varias y concretas, con evidencia de lo que sucede en diversas prácticas de su mandato. De alguna manera el oficialismo dejo caer sobre el tapete de la opinión pública una visión muy caótica del conflicto, en otras palabras puede decirse que presentó a la democracia como “hipoteca” de la libertad de prensa. Conceptualmente, un gobierno no debe entender al periodismo como enemigo, sino como aliado, porque denunciar y revelar verdades es simplemente un ejercicio que fortalece la democracia y asegura la libertad.

Concluyendo se puede decir que en este año los argentinos hemos estado en el medio de una batalla que virtualmente favorece a un lado o al otro, pero la realidad es que todos pierden, porque una sociedad dividida no ejerce una democracia noble, sino una militancia repartida en el rencor.

sábado, 18 de diciembre de 2010

"Verdad"

Mario Vargas Llosa define al periodismo como “El mayor garante de la libertad, la mejor herramienta de la que una sociedad dispone para saber qué es lo que funciona mal, la forma para promover la causa de la justicia y para mejorar la democracia”

De la verdad:

La verdad, el  eje central del periodismo.
La primer exposición teórica que me veo obligado a realizar, desde el contexto profesional en el que estoy involucrado, me conduce simplemente a exponer, desde mi subjetivo punto de vista, lo que percibo como “verdad”, intentaré ser lo más breve posible, pero también lo más completo, siempre anticipando al lector de que cada tema que se toque en este blog  será abordado desde mi punto de vista, el que es completamente subjetivo, este carácter  relacionado estrictamente a mi criterio y análisis.
Primero intentaré explicar de modo abarcativo que es la verdad en concepto universal y cultural, es decir  el que todos conocemos y entendemos como verdad. La verdad es el resultado de una serie de sucesos -de cualquier carácter- que concluye en una única premisa explicativa de dicho acontecimiento. En el ámbito periodístico la verdad es el bien más preciado, es el resultado más importante que se puede obtener, no solo por beneficio propio, sino también por el rol social del comunicador y por la importancia contemporánea que tienen los medios en la sociedad moderna. Por así decirlo comprendo que es el eje de debate de la opinión pública. Aunque parezca sarcástico la verdad, luego de la libertad, es el valor más democrático con el que cuenta el hombre, esto si se entiende que la verdad está compuesta por elementos subjetivos, características que le son incluidas desde la valoración del individuo de que es “la verdad”.

La verdad como proceso.
Para explicar este punto, debemos partir de entender que en toda verdad hay un procesos de construcción, no estoy hablando de crear una verdad, sino de interpretar una verdad, para luego construir con la veracidad de los hechos dicha verdad, hacerla fiable, desde la responsabilidad  y la honestidad. La diferencia es simplemente el significado de ambas palabras citadas –crear/ interpretar-. Es en este punto es  en el que podremos discernir del carácter subjetivo u objetivo de la verdad. A mi modesto entender, en el instante en que comenzamos a interpretar como verdad un resultado estamos siendo subjetivos y no obligatoriamente de manera consciente, sino que ya estamos dando un valor a ese hecho, es decir el valor de “verdad”. Esta selección que realizamos es subjetiva, ya que la importancia es otorgada por nosotros, hay quienes entienden totalmente lo contrario y le dan entidad a la verdad por lo tanto estamos a manos de descubrir algo que ya es por sí mismo y no por interpretación del hombre sino que él solo la descubre, pero lo que no se debe perder de vista más allá de lo que uno crea, es que lo más importante, es en si el resultado, proveniente de la buena voluntad y de la disposición de revelar algo que conmueva y que irrefutablemente sea un bien común y responsable de serlo.

La verdad como resultado.
En el ámbito periodístico, comprendo, el resultado de lo que entendemos como verdad no debe carecer de tres puntos cruciales: la evidencia, la responsabilidad y un alto grado de objetividad en el análisis, en carencia de estas premisas en el cumplimiento del ciclo creo que cualquier verdad podría situarse  refutable con gran facilidad.
La evidencia: es la acumulación de pruebas de diversas características que resuelven de la manera más contundente la presentación de lo que consideramos como un hecho veraz. Para ser más didáctico, es decir, yo no puedo decir que un vaso se rompió si no tengo restos del mismo  o en todo caso haber compartido ese momento con alguien que de fe de lo que estoy diciendo.
La responsabilidad: está ligada a la escala de valores con la que actuemos ante un hecho o ante la resolución del mismo.  Para decir lo que creemos como verdad, primero debemos estar convencidos de ello y del análisis que hacemos, y es desde este punto de convencimiento en el que comenzamos a entenderla como tal y a comprenderla desde nuestro mayor compromiso, si concluimos este proceso es porque estamos convencidos que revelar esta verdad es crucial, tanto para nosotros como para los demás.
Análisis objetivo: este es sin dudas el punto más difícil de cumplir en el “proceso  verdad”. Cuando analizamos un acontecimiento, lo hacemos desde la parcialidad, es imposible que alguien no se vea afectado en el análisis por su criterio y sus valores. Es aquí en donde el periodista  no debe ser uno, sino los demás. El ver desde varios puntos de vista y con diversas percepciones un hecho, resultara en  veracidad y confiabilidad en la presentación de una realidad. Esto hará más objetivo y comprometido el proceso en busca de la verdad.
Para concluir entiendo que la verdad puede ser una sola, pero para formarla se necesitan diversos procesos. Es decir, la verdad más confiable no es la más rebuscada, si no la más simple de explicar y la mejor interpretada.

En el ejercicio del periodista puede decirse que la verdad no ofende, simplemente condena.