lunes, 12 de septiembre de 2011

Militancia

Por Matías Bianco

Del periodismo militante.

Agravios, acusaciones, intolerancia y deshonestidad profesional, son algunas de las tantas características negativas que genera esta nada nueva, pero si renovada militancia política periodística.
Entender el por qué, quizás sea los mas complejo de este tema en particular, pero sí podemos saber cómo se llego a este presente que no hace nada mas que dañar a los medios y a la credibilidad de una sociedad, que solo quiere y necesita escuchar la verdad y no una realidad afectada y parcializada por meros intereses de poder.


¿Militantes?

Uno de los grandes motores influyentes en la opinión pública generados por el gobierno de turno es sin dudas el “reclutamiento” de artistas, deportistas y lo más preocupante, trabajadores de prensa. Estos últimos, entiendo con criterio que son los que afectan directamente un sistema de derecho en ciertos puntos recurrentes al proceso de medios. Es cierto que la libertad de expresión es el pilar fundamental del periodismo, pero hoy esta libertad de expresión se degenera y se convierte en un arma, solo utilizada para desestimar otra mirada sobre cualquier tema resonante en la actualidad de la opinión publica, resultando en un gran torbellino de desinformación, que no hace mas que afectar el criterio del ciudadano común.


Un siglo sin cambios

Parece ser que algunos, todavía en el siglo XXI, siguen intentando ensuciar la imagen del periodismo, ya sea esto ocultando información o lo que es más grave, actuando de manera contemplativa y poco critica ante temas realmente preocupantes y difusos, propiedad que estos “periodistas militantes” se encargan aparezca continuamente cuando sus intereses de poder se ven acorralados. Debemos entender que la militancia política es un derecho civil, pero que el proselitismo es una mentira autoritaria que se aleja de una democracia plena, en la que hoy solo importa un recuento de votos y se esconde pisoteada la esperanza de los que menos tienen, a quienes la desesperación abraza con dadivas y con soluciones de emergencia pero que lejos los deja de un futuro prometedor y prospero.


…solo la verdad y nada mas que la verdad

Justicia, libertad, honestidad, etc.…. podría nombrar una larga lista de estas virtudes, sobre las que se forjo el periodismo en nuestra republica. Hoy nada de esto esta presente en algunos actores de la opinión publica, que militan enceguecidos por el poder y por su verdad y que hoy como cancilleres o diputados se comportan como sicarios de medios, bajo ordenes de inventar un enemigo para establecer fuerzas ante la mirada de un pueblo que quizás contemplando este espectáculo llene las urnas de una gran mentira mas en la vida política de nuestro país.
Si los que ejercemos esta profesión de periodistas logramos entender que solo la verdad es lo mas importante, y que nuestra función no esta en izar las banderas de un partido político, podremos entonces comprender que la única militancia del periodismo es y será, solo y eternamente la verdad.

jueves, 7 de julio de 2011

Política

Por Matías Bianco.

De la política

En este nuevo siglo, tan lejos del valor real de la palabra política, los más jóvenes nos preguntamos cual es el significado técnico que encierra esta actividad, el que excede la historia y trasciende en el tiempo sin ningún tipo de subjetividad. Con tan solo tomar un diccionario podemos saber la verdad, o al menos la parte mas utópica y bella de la verdad. La política -en sentido teórico- es la actividad humana que tiende a dirigir o gobernar la acción del Estado en beneficio de la sociedad.


“Hacer política”

En nuestro país, esta frase debe ser eje central de análisis, ya que “hacer política” no solo termina en las dos palabras que la componen o en pavimentar un barrio y posar en la foto con los vecinos, inaugurar un hospital  cortando una cinta o decir lo que todos queremos escuchar. Es más amplio, rico y a la vez inescrupuloso y lleno de acciones cuestionables que en determinados procesos de la realidad resultan en lo que denominamos como “hacer política”. Concebir este ejercicio humano como una práctica de diccionario seria evadir la historia. La política es hoy una acción de poder casi inigualable, que en la Argentina dota de ciertos privilegios a aquel que logra llegar a los niveles más altos de este universo tantas veces paralelo a la realidad social. Cuando digo privilegios podría solo citar uno como el de cuentas bancarias exuberantes, inexplicables para gran parte de los argentinos, pero que misteriosamente para la justicia son fáciles de determinar en sus orígenes. También no podemos olvidar la popularidad que ofrece ser un funcionario, a veces parecería ser que son algo así como estrellas de Hollywood, sin dudas este último punto es un detalle que no hace sombra alguna al mencionado con anterioridad.
Y finalmente quizás el más grave de los privilegios que otorga el mundo de la política  sea la impunidad. Varios y escandalosos son algunos de los casos que envuelven a políticos argentinos en actos mafiosos, como el suicidio de testigos de la justicia, el mundo del narcotráfico las coimas en diversos ámbitos, la compra de votos y hasta la quema de urnas. Estas son las “virtudes” mas especiales que ofrece la política, que transforma en semidioses a sus “elegidos” o los “elegidos del pueblo”.


La democracia en venta

¿Puede venderse algo que no es tangible? ¿Qué carece de cuerpo y de materia? Si, es la respuesta. El cuerpo de la democracia somos nosotros –los individuos-, se hace tangible en una boleta y se convierte en decisión en una urna. Pero ¿cómo se compra la democracia?. Seria arrojarse al vacío decir que todas la acciones están vendidas, que cada voto esta limitado en un deber para un tercero. Pero de necios seria negar que un caudal numeroso de votos son el resultado de ciertas presiones para los que mas y menos tienen, condicionados por favores, que comienzan en la repartición de ayudas sociales, pasan por un puesto de trabajo y llegan a limites insospechados como el sobreseimiento en causas civiles o penales. Es un sistema corrompido por el aparato del Estado, muchas veces por los medios de comunicación y otras tantas por nosotros, ya que ver pasar, es a veces tan grave como pasar.


El arte de las malas artes

Para los sofistas, la política era el arte de persuadir a través de la palabra, esto no quiere decir tener la verdad, sino poner la palabra al servicio de crear una verdad. Que luego a través de dudosas cifras inventadas en encuestas, spots publicitarios, debates escandalosos y apariciones en el mundo de la farándula, será vendida a algunos crédulos que compren el discurso del inescrupuloso funcionario que tiene como fin incrementar su ego, su poder y lo más importante aun, su patrimonio personal y si hay tiempo el de toda su familia. Lamentablemente es hoy en esto en lo que se ha convertido la función de un político, este es su arte, el engaño, las verdades a medias, la aparición en tv y diversos acontecimientos más que se alejan de lo que para una sociedad debería ser el rol de un hombre de política, que simplemente resumiría su función en ayudar y asistir con las herramientas que le provee el Estado, colaborando con los sectores mas olvidados y expulsados de la vorágine del crecimiento y del seno de la sociedad.


Elegir con derecho

El sentido común no debe llevarnos a abandonar un derecho constitucional, pero si a cambiarlo, a ejercerlo con conciencia en nosotros y en los demás. No solo valorarlo como un resultado económico, como el de unas vacaciones en la costa, recitales públicos de grandes artistas, la compra en varias cuotas “sin interés” de electrodomésticos o la demagogia de un discurso repleto de lugares comunes. Sino en una visión de futuro con un crecimiento contemporáneo y así será más difícil que una urna se llene del pago de favores y pueda convertirse finalmente en la mirada amplia, social e integradora del prójimo a un Estado justo y prospero.

miércoles, 23 de marzo de 2011

"Amiguismo"

Por Matías Bianco.

De los amigos de los protagonistas.

Una de las prácticas más frecuentes y contemporáneas en el ejercicio del periodismo moderno, es la opinión expresada de manera limitada por la amistad. Esto se interpreta partiendo desde un principio básico, que deja en claro, que el comunicador no debe ser amigo de los protagonistas, sino un simple puente transportador de la verdad, entre el personaje o hecho calificado como noticia y la opinión pública.

Los amigos de la verdad.

Notoria, inescrupulosa, con o sin entidad, pero jamás disimulada, puede verse hoy en los medios de comunicación una opinión ejercida desde una absoluta subjetividad, revelada a manos de aquellos que solo quieren vender personajes, que circunstancialmente son amigos y que a veces lejos quedan y más próximos se muestran a la enemistad de sus actuales profetas. Sin dudas esta práctica cada vez más emergente y común, bastardea a la profesión del periodista y la deja más distante de la verdad, que es valor primordial y razón de ser de un comunicador social. Aunque parezca increíble, este proceso se ha convertido en un método de información, y no es difícil notar cuando un “periodista” es cercano o no al círculo íntimo del personaje en cuestión, ya que la crítica constructiva no tiene lugar y solo “los elogios entre líneas” son parte de la información brindada. De no ser del agrado del medio, el personaje o la noticia tratada presenta tintes extremadamente críticos y sin sentido, dejando evidenciado el exacerbado ojo crítico con el que se analiza y expresa la información.

Deporte, política y espectáculos pilares del amiguismo.

Estos tres sectores de la sociedad, son el eje central de esta práctica. En el ámbito político el análisis de este tema se torna más complejo y rodeado de intereses circunstancialmente compartidos. Para dejar en claro lo que digo y mostrar un ejemplo debo mencionar la relación Clarín-Kirchner, que en su primer etapa mostraba solo elogios y virtudes, y que posteriormente conocemos que termino en una segunda fase conflictiva, inaugurada con la frase: “…que te pasa Clarín estas nervioso”, podría no ser la cita textual más sería ya que mutó en algo utilizado para el humor, pero más allá de esta perspectiva, lo que aquí sucedió con ambos protagonistas es la evidencia más clara de que los intereses no son solo de una parte, y que pueden medirse en dinero y sobre todo en algo que no tiene precio que es el poder. En el deporte los amigos de los protagonistas están en todos lados, y sin ningún tipo de vergüenza son capaces de idolatrar y de subir al Olimpo a cualquier figura del momento, sea escaso este momento o se prolongue en el tiempo. Ya en el espectáculo el amiguismo se concreta siempre y cuando el artista de notas y tenga en cuenta al periodista que lo aborda. De acuerdo a la actitud del actor, músico o productor, es en donde el comunicador intenta vender la imagen y los productos derivados de esa figura del espectáculo.

La solución; la honestidad.

El periodista debe ser amigo nada más que de la verdad, no es leal a nadie más que así mismo, no es soldado proselitista de un partido político, es un simple obrero de la información, un complemento transmisor de la verdad y sobre todas las cosas es una rueda de la democracia, que tiene errores y virtudes, pero que jamás podrá ser cuestionado siempre y cuando obre con libertad, honestidad y que al levantar la cabeza solo sienta el peso de sus ideas y que finalmente mida a su orgullo en su nombre y no en efectivo.

lunes, 24 de enero de 2011

Sobreinformacion


Por Matías Bianco.
De la sobreinformación.

¿Evolución, método, resultado o una simple teoría? Lo que sí es cierto es que la sobreinformación existe, y que es hoy  eje y ejercicio principal de los medios de comunicación más grandes del mundo.

¿Qué es la sobreinformación?

Cuando hablamos de sobreinformación, lo hacemos destacando que al producirse, resulta en una evidente carencia de conceptos y sobre todo de ideas en lo que se le presenta al público, ya que el “bombardeo” informativo, revela simplemente  una contenido vacio, y que deja poco espacio para la opinión y el análisis del que pueden hacerse los informados.
Abarcativo,  podría decirse. Este concepto es el encargado de remacar la función más destacada de lo que conocemos como sobreinformación en la opinión pública, proceso que se justifica desde la oferta y la demanda que se introdujo en el mundo de los medios a partir de la globalización informativa.  Bueno… quizás, malo –más probable- aunque eso solo podría decirlo la sociedad, quien se ve perjudicada o no por este fenómeno que a través de los años se ha vuelto un debate constante entre los medios tanto profetas como detractores de este tema.

El papel de la web.

Este sin dudas es un punto más que interesante en el análisis de hoy, si un ejemplo de fuente cabe destacar dentro del fenómeno de sobreinformación, es el de internet, que de alguna manera la globaliza y justifica, desde las emergentes publicidades al visitar un sitio web,  hasta la introducción de los diarios digitales que muestran  un contenido resumido, y que simplifican sus noticias presentando las  5 preguntas fundamentales del periodismo: qué, quién, cuándo, dónde y por qué.  Internet es un fenómeno más  que deja en claro que la sobreinformación existe como tal, y que llego para quedarse, al menos un largo tiempo.

Oferta y demanda.

Desde que la globalización mundial comenzó a producirse, también así ocurrió una globalización mediática, y como todos sabemos esto no es solo una introducción de culturas diversas a otra, sino un mercado de productos, de cualquier tipo, en el que se ve involucrada la información. Aunque parezca cruel y alarmante la verdad hoy tiene un valor, no solo ético, ni tampoco solamente moral, también lo tiene monetario, ya que cada multimedio se encarga de vender y de influenciar a la opinión pública mostrándole que es lo que tiene que saber hoy, para no estar fuera del “mundo”, o al menos de un mundo que los medios se han encargado de ofrecerle al individuo en las últimas décadas. Esto es simple, lo que la gente quiere o pretende es lo que los medios venden y le ofrecen.

Claramente la sobreinformación es un proceso, repleto de carencias, pero con algunas virtudes, como la masividad por ejemplo, ya que esto nos brinda las mismas posibilidades a todos ante un tema que se instala, es decir todos sabemos mínimamente de lo que se habla, y eso permite evidentemente una especie de análisis colectivo, ya que el conocer brinda opinión, y la opinión, resulta en pluralidad, esto quizás es el punto más fuerte y a favor que presenta el proceso de sobreinformación.
Algunos como periodistas y otros como mercaderes de la información, no debemos olvidar, que detrás de un diario, una radio o una tv esta la mirada de un hombre que critico y concreto entenderá y diferenciara que es "pescado podrido"  y que es digno de su análisis y critica, ya que no hay análisis más preciso que el de la conciencia de un hombre.