lunes, 13 de agosto de 2012


Ni siquiera se en donde estoy. Por alguna razón comencé a correr….. Quizás por miedo, tal vez por algo de culpa. Lo cierto es que desperté sin saber cómo ni porque estoy acá. Ni siquiera conozco este lugar.
Solo siento un gran dolor de cabeza…. y ahora….. algo de cansancio en las piernas. Creo que ya estoy bastante lejos de donde desperté. Me siento seguro, con más esperanza. Que seria del hombre sin algo de esperanza, bueno… a decir verdad seriamos perfectos.
Ahora, más tranquilo, me esfuerzo, pienso, medito, pero estoy cada vez más lejos de saber que paso. Reviso mis bolsillos……algo de dinero solamente, unas pocas monedas. No me siento golpeado, un poco de malestar estomacal. Quien sea que me haya traído acá no lo hizo por la fuerza, quizás fue algo que tome o que me hicieron tomar. Si….las nauseas confirman que bebí algo.
Estoy cada vez más nervioso, todos me miran raro, como si fuese desagradable, como si causara pena y algo de asco. No tengo en donde mirarme.
En frente, una plaza. Cruzo, unos niños se alejan, me miran, pero no noto su desprecio, solo sonríen, pero no pierden la sorpresa de ver a alguien así. Cerca, muy cerca, veo una fuente…. Estoy corriendo pero esta vez no para saber que paso, sino para saber quién soy. Me miro en el agua, la angustia vuelve, otra vez la verdad, recordando quien soy y qué lugar me toca. Ahora lo sé, el hambre me trajo acá, el estomago vacio un lugar más que placentero para algo de alcohol barato. Ya no me preocupo. Ya recuerdo, ya me recuerdo. Fue solo otra noche de frio, de soledad y de un sueño perdido. Solo que esta vez tenía la esperanza de no ser quien soy, de penar lo que me queda. De contar con otra oportunidad, la que espero hace ya más de media vida, durmiendo en una plaza y mirando lo que pude ser, otro más de ellos de sus miradas o este, solo un viejo olvidado y con poca cordura que espera el momento en que llegue otra noche para volver a beber.

Memorias de un viejo y el hambre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario